Sujetos armados balearon una pollería ubicada frente a la avenida Pacasmayo en SMP, dejando 29 casquillos y múltiples impactos en varios pisos del local.

Una noche de terror se vivió en San Martín de Porres cuando una pollería fue atacada con al menos 29 disparos la noche del martes 2 de diciembre, en lo que sería un nuevo episodio de la cadena de amenazas y extorsiones que vienen sufriendo sus propietarios desde semanas atrás. 

El ataque ocurrió alrededor de las 10:00 p.m., cuando varios clientes aún permanecían dentro del local, ubicado frente a la avenida Pacasmayo. De acuerdo con información policial, un grupo de sujetos armados llegó en motocicletas y abrió fuego directamente contra la fachada del establecimiento. 

Los impactos quedaron visibles en los pisos segundo, tercero y cuarto, donde funcionan viviendas, una sala de recepciones y zonas de juegos infantiles, espacios que en ese momento pudieron haber estado ocupados.

Tras el ataque, los agentes encontraron casquillos dispersos en la pista y las veredas cercanas. A pesar de lo violento del hecho, no se registraron personas heridas, un detalle que los vecinos consideran un “milagro”, teniendo en cuenta el horario y la afluencia del local.

“Cada vez es peor. Aquí ya no podemos vivir tranquilos”, contó un residente, quien prefirió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.

Los propietarios de la pollería ya habían alertado previamente sobre amenazas recibidas por parte de una presunta banda de extorsionadores que les exigían fuertes sumas de dinero a cambio de dejarlos trabajar. Según fuentes policiales, esta no sería la primera vez que los delincuentes atacan el negocio.

El pasado 20 de noviembre, individuos desconocidos intentaron ingresar a robar la pollería, un hecho que quedó registrado en cámaras de seguridad. Desde entonces, los dueños han vivido en constante alerta, temiendo un ataque más grave.

Los vecinos señalan que estas prácticas se han vuelto recurrentes en la zona y temen que nuevas extorsiones se expandan a otros locales comerciales. “Hoy fue esta pollería, mañana puede ser cualquiera de nosotros”, lamentó una comerciante del sector.

 

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