El desempeño de nuestros aeropuertos en comparación con otros de la región está directamente vinculado a la gestión de Corpac, proveedor monopólico y privilegiado de todas las operaciones aeroportuarias del país.

La competitividad aeroportuaria del Perú enfrenta una situación crítica. En 2024, el aeropuerto Jorge Chávez, el más importante del país, no apareció en el ranking de los 120 mejores aeropuertos del mundo elaborado por Skytrax. 

Esta caída es alarmante si consideramos que en 2023 ocupaba el puesto 89 y en 2022 el 73. Este ranking se basa en encuestas al público y a clientes del aeropuerto, lo que refleja una percepción negativa de los usuarios respecto a los servicios ofrecidos por el aeropuerto limeño.

Pero esta tendencia desfavorable no es nueva. Antes de la pandemia, el Reporte de Competitividad Global 2019 del Foro Económico Mundial situaba al Perú en el puesto 92 de 141 en eficiencia de los servicios de transporte aéreo, un retroceso de 6 posiciones respecto a 2018. Así, nos ubicamos entre los peores países de la región en términos de infraestructura y calidad de servicios aeroportuarios.

¿Quién está detrás de este retroceso para nuestra reputación turística a nivel mundial? 
La Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (Corpac) tiene la responsabilidad de organizar, dirigir, coordinar, controlar y supervisar la prestación de los servicios de tránsito aéreo, información aeronáutica, comunicaciones y meteorología de todos los aeropuertos del país, sin excepción. 

Y la evidencia indica que su capacidad actual es insuficiente para enfrentar los desafíos que vienen. La caída en los rankings internacionales y el retroceso en la eficiencia de los servicios de transporte aéreo que acabamos de analizar son señales claras de que la gestión de Corpac es deficiente.

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