En segunda votación, el Pleno del Congreso de la República aprobó por 91 votos a favor, 31 en contra y  01 abstención, el retorno a la bicameralidad. 

El Congreso que no representa a los peruanos, de manera dictatorial, desconoce de esta manera la voluntad popular que en el referéndum del 09 de diciembre de 2018, durante la regencia de Martín Vizcarra, rechazó abrumadoramente no sólo el retorno al Congreso de dos cámaras, sino también a la reelección inmediata de los miembros del Poder Legislativo. 

El proyecto de reforma constitucional para retornar a la bicameralidad será remitido al Poder Ejecutivo para su promulgación u observación por parte de la Presidenta, Dina Boluarte Zegarra. 

De promulgarse la reforma constitucional antipopular presentada por el Parlamento, en los comicios generales de 2026 debemos elegir a 130 diputados y 60 senadores para conformar un Congreso de 190 miembros.
 
La constitución de 1993 promulgada durante el segundo mandato de Alberto Fujimori, abolió el Parlamento Bicameral que estableció la Carta Magna de 1979, normando en su lugar el Congreso Unicameral de 120 miembros. 

Posteriormente en la segunda gestión de Alan García, por razones de interés político se incrementó el número de legisladores de 120 a 130.

La justificación del actual Congreso para el retorno a la bicameralidad, es la de mejorar la producción de leyes contando con una cámara revisora de proyectos de ley de 60 integrantes que sería en este caso la de senadores. 

Antaño cuando el Congreso Bicameral estaba conformado por 180 diputados y 60 senadores, era posible una mejor producción legislativa porque se contaba con legisladores más preparados y éticos para la realización de un trabajo altamente especializado como es la elaboración, debate y aprobación de proyectos de ley que gravitaban significativamente en la vida política, social y económica del país. 

Lamentablemente los Congresos elegidos bajo el sistema Unicameral desde 1995, han dejado mucho que desear por estar constituidos mayormente por peruanos sin mayor preparación y de conducta dudosa que no merecen ganar el emolumento y privilegios que perciben.

 

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