El grito desesperado de los peruanos —"Nos están matando"— simboliza una realidad nacional que, según la revista, solo empeorará. 

Un retrato de lo que vivimos a los ojos del mundo. La revista británica retrata a un Perú sumido en la violencia, la corrupción y la parálisis política, donde el miedo se ha institucionalizado. The Economist considera al Perú como un país atrapado entre la delincuencia creciente y una clase política más preocupada en su supervivencia que en gobernar. 

El artículo escrito por Mitra Taj, colaboradora de América Latina, describe un desolador panorama. No hay exageraciones. Es una mirada lúcida que aborda la inseguridad ciudadana desbordante y la falta de autoridad, algo que vivimos días a día los peruanos. 

The Economist describe cómo, a inicios de abril, la capital peruana quedó inmovilizada tras una masiva huelga de transportistas: "Lejos de ser una protesta aislada, fue la expresión de un miedo generalizado ante una ola de sicariato y extorsiones que, en palabras de los propios conductores, los está "matando". En el artículo se narra que "en los días previos, sicarios en motocicleta atacaron autobuses, dejando muertos y heridos".

Subraya que bodegueros, profesores, barberos y hasta músicos enfrentan extorsiones sistemáticas. Y refiere que ante una policía penetrada por la corrupción —con agentes implicados en redes criminales— muchos ciudadanos prefieren no denunciar. El miedo, señala la revista, se ha institucionalizado.

Para The Economist, el colapso de la seguridad en Perú está íntimamente ligado al deterioro político. Siete presidentes en una década, destituciones, golpes fallidos y encarcelamientos (el más reciente, el de Ollanta Humala) son el retrato de un país donde gobernar significa, ante todo, evitar terminar tras las rejas.

"Dina Boluarte, la actual presidenta, enfrenta investigaciones y apenas cuenta con un 4% de aprobación. Bajo su mandato, reformas al Código Penal —destinadas a proteger a políticos— también han debilitado las herramientas del Estado para combatir la criminalidad", se reseña. 

"Parece improbable que la Sra. Boluarte logre revertir el aumento de la delincuencia antes de dejar el cargo el próximo año. Quién ocupará su lugar es una incógnita. Más de 40 partidos se han inscrito para participar en las elecciones generales de 2026, pero hasta ahora ninguno goza de un amplio apoyo. A juzgar por la temperatura actual en las calles de Perú, el ganador probablemente será quien logre presentarse como el más duro contra la delincuencia".

The Economist es contundente: 2025 será aún más violento que 2024. La incapacidad del Estado para frenar el crimen, combinada con un vacío de liderazgo augura un panorama sombrío. Desde la mirada de The Economist, el Perú atraviesa uno de sus momentos más críticos: un país donde el miedo manda, el Estado retrocede y la política se convierte en un juego de supervivencia personal. 

El grito que recorre Lima —"Nos están matando"— no es solo literal: es el símbolo de un país que, hoy, se siente abandonado. Así de duro, así de real. 

 

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