El 50% de los ciudadanos le regalaría al Perú lo que tanto le hace falta: seguridad ciudadana, según revela la última encuesta de Ipsos. Un 47% de entrevistados regalaría justicia, un 37% crecimiento económico y un 34% estabilidad.
El país ha sido tan evidente este año. No ha escondido sus miedos, su dolor, su desconfianza, sus necesidades. El Perú se ha mostrado tan indefenso, tan desprotegido, tan asustado y tan decepcionado este 2025 que no ha sido difícil percibir qué es lo que le hace falta.
En estas fiestas nos abraza el estado de emergencia que nos regaló el Gobierno ante tanta criminalidad, pero también, como siempre, la esperanza y la fe.
Los peruanos quieren lo mejor para su país y si tuvieran la oportunidad de darle un regalo en esta Navidad, pues para el 50% el principal sería la seguridad ciudadana, según revela la última encuesta de Ipsos.
Si bien este regalo le hace tanta falta al país, los peruanos también le regalarían justicia (47%), crecimiento económico (37%), estabilidad (34%), honestidad (29%), orden (19%), amor (11%), formalidad (9%) y tolerancia (7%). Un paquete de buenos deseos que haría mejor al Perú. Un 2%, con poco espíritu navideño, no le regalaría nada al país en esta festividad.
En Lima, la ciudad del país más castigada por la delincuencia, la seguridad ciudadana es el regalo que se impone para el 58% de entrevistados. En el también amenazado norte, el 54% elegiría este regalo por encima de las demás opciones.
“Todos los regalos que se mencionan son absolutamente necesarios para el Perú”, apunta Ricardo Valdés, el ex viceministro del Interior, que sostiene que esta respuesta sobre la seguridad ciudadana revela un sentimiento común que hoy atraviesa a la sociedad: la urgencia de un Estado capaz de enfrentar el avance del delito con firmeza y visión de largo plazo.
“El país necesita un gobierno que actúe con mano firme, pero también con estrategia, planificación de mediano y largo plazo e inversión sostenida en la lucha contra la delincuencia”, señaló. A su juicio, cualquier política de seguridad está condenada al fracaso y no puede llevarse a la práctica si no es ejecutada por equipos honestos, no corruptos, y con alta capacidad técnica y profesional.
El exfuncionario advierte, además, que la seguridad ciudadana está indisolublemente ligada al funcionamiento del sistema de justicia. Policía, Fiscalía, Poder Judicial y sector penitenciario deben actuar de manera coordinada y no como entidades enfrentadas entre sí. Esta articulación, remarca, exige también respeto a la separación de poderes y un rol responsable tanto del Ejecutivo como del Legislativo.
“Este regalo de seguridad y justicia solo será posible si en 2026 el país se da a sí mismo un Poder Ejecutivo y un Poder Legislativo honestos, con capacidad de gestión y verdadero amor por el Perú”, afirma, al cuestionar la primacía de intereses personales y partidarios que, según dice, han marcado la agenda pública en los últimos años.