Diana Patricia


Soy una persona que lo da todo, que lucha por lo que cree y hace todo con pasión. Esa misma pasión me llevó a luchar hasta el final durante todos estos años en Caja Sullana, la entidad que me abrió sus puertas y me vio crecer. Aprendí mucho en el camino, puse mi creatividad y entusiasmo a su servicio, y en reciprocidad, Caja Sullana me enseñó que no se trata solo de números, sino también de las personas.
De Caja Sullana, me llevo lo bueno: las conversaciones en los pasillos, las risas, el trabajo con un equipo extraordinario, las discusiones que generaron grandes ideas y las lágrimas que me hicieron esforzarme para ser mi mejor versión.
Disfruté cada día diseñando estrategias, organizando eventos, buscando la mejor manera de llevar una comunicación interna oportuna, impulsando una cultura corporativa ideal y, sobre todo, contribuyendo a la sociedad a través de nuestros proyectos de responsabilidad social.
Para mí, Caja Sullana fue una familia. Fue compartir una oficina, recibir lecciones de vida, ver crecer a los hijos de mis compañeros y la alegría de saber que un colaborador pudo comprar su primer carro. Fue unirnos para ayudar a quienes lo necesitaban, compartir momentos, las tazas de café por las mañanas, evolucionar, llevar en el corazón los colores corporativos y sentir alegría por alcanzar nuestros objetivos.
No importa a dónde me lleve la vida, mi corazón siempre será rojo, rojo Caja Sullana 

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