“Quien gane las elecciones tendrá el gran reto de construir y organizar una amplia coalición política y mediática para poder gobernar los próximos cinco años”.

Estimado lector, en un ejercicio de vidente, de alguna u otra manera podríamos afirmar que para 2026, año de elección presidencial, la crisis política continuará e incluso será peor de lo que ahora es. ¿Por qué? Lo desarrollamos a continuación.

Todas las condiciones objetivas nos llevan a afirmar que desde 2026 la crisis de gobernabilidad será generalizada y que quien gane las elecciones presidenciales no podrá organizar una mayoría en el Congreso, a tal punto que podría generar un cierre del Parlamento y nuevas elecciones.

Miren las condiciones objetivas con las que entraremos hacia 2026: Tenemos un país donde aumenta la pobreza, con una delincuencia y criminalidad que continúan sin una respuesta estatal, economías ilegales que crecen y se infiltran en las instituciones públicas. A todo lo anterior debemos agregar las guerras ideológicas y el poder en instituciones como el Ministerio Público y la Junta Nacional de Justicia; y en el terreno político electoral la inscripción de más de 30 partidos políticos que convertirán al próximo Congreso en un conjunto fragmentado de mini bancadas, un verdadero “mercado persa” donde todo se compra y todo se vende. Definitivamente, esto no es bueno.

Con semejantes condiciones objetivas, quien gane las elecciones tendrá el gran reto de construir y organizar una amplia coalición política y mediática para poder gobernar los próximos cinco años, no obstante, será absolutamente difícil. De no poder consolidar una coalición, el nuevo gobierno se verá obligado a una disolución del Congreso quedando en pie el Senado. De hecho, la bancada fujimorista ha propuesto un proyecto de ley que pretende ponerle límites a la disolución del Parlamento.

Y a todo lo expuesto antes vale considerar un punto central: ¿Quién ganará las elecciones presidenciales? Vale añadir que la falsa dicotomía fujimorismo/antifujimorismo continuará tan sólida como hasta hoy.

Mientras en el horizonte político parece venir de gris, se asoma también un nuevo super ciclo de los minerales críticos, entre ellos el cobre, donde las reservas peruanas son mayoritarias. Es bueno recordar que China fue el protagonista del pasado ciclo de minerales y ahora será la nueva revolución industrial. Y así, como vamos es altamente probable que desaprovechemos esta nueva oportunidad por la persistente crisis política.

Es momento propicio entonces, ante lo que está por venir, para que las fuerzas políticas que defienden la democracia empiecen a construir posibles bloques electorales, pero también de coaliciones de gobierno que aseguren la continuidad de las instituciones con el objetivo de reducir pobreza, crear empleo y convocar nuevas inversiones.

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