AYER, los vecinos de las cinco urbanizaciones que se oponen a la construcción de aquel controvertido Paseo de Aguas que el Alcalde de Piura quiere imponerles y construirles sobre su parque, el “Néstor S. Martos”, estuvieron de fiesta.

Se convocaron para concentrarse aquí y hacer una marcha, no de fuerza ni de multitud, como lo dijimos ayer también, sino para hacerle saber a Madrid que no son cuatro gatos ni tampoco las familias desadaptadas que él dicen que son sólo por disentir con él.

Y decimos que estuvieron de fiesta porque esa fue la atmósfera que trataron de infundirle a su concentración y a su marcha por los alrededores de su parque dichos vecinos. Se bailó al compás de ese hermoso vals de Rafael Otero, “Verdes mis algarrobos verdes”; también hubo bombardas y abrazos y discursos y buenos deseos. En la marcha desfilaron gente adulta, jóvenes de ambos sexos y hasta jóvenes mamás con sus pequeños niños. Las arengas eran las consabidas, como esta: “No al parque de Aguas… Rechazo total”, o como esta otra: “El parque no se vende, el parque se defiende”. Al final, todo el mundo se retiró a sus casas con la satisfacción de haber hecho lo correcto. 

AHORA queda en las manos de Madrid apagar cuanto antes este incendio y, si no lo hace, las cosas seguirán agravándose para él. Empeorando. Por de pronto, ya habrá notado que, día que pasa, el tema del parque “Néstor S. Martos” se agranda y continúa escalando otras alturas. Y no tardarán en aparecer tras él, presionadas por la opinión pública y/o el escándalo que ya crece, instituciones como la Contraloría General de la República, el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo. Y si éstas no lo hacen, ellas estarían incurriendo en el delito de omisión, rehusamiento o demora de actos funcionales. Y colocándose la soga al cuello con dicha negligencia. ¿Lo vale Madrid?

ÉL también tiene pensado construir un Centro de Convenciones sobre un área de ocho hectáreas, todas ellas pobladas de algarrobos y éstos condenados a desaparecer (otro arboricidio en escala mayor) para que esa obra se ejecute. Dicho terreno está ubicado en la urbanización San Eduardo, detrás o al costado del Country Club, y ninguno de los vecinos de aquí ha sido consultado por Madrid para saber él si éstos están o no de acuerdo con el mencionado proyecto. 

PARA esta obra, Madrid hasta ha endeudado al Municipio con un préstamo al Banco de la Nación de veinte millones de soles. Arguye que lo que está haciendo es recuperar un espacio público abandonado y utilizado por gente de mal vivir, y también para darle más seguridad a los vecinos de la urbanización San Eduardo.

El mismo argumento mentiroso que usa para justificar su Paseo de Aguas sobre el parque “Néstor S. Martos” en las urbanizaciones Santa Ana, Chilcal, Magisterial, Bancaria y Talara.

MADRID, como ya lo hemos dicho aquí, está quemando rápidamente sus naves. ¡Pobrecito!

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