Que bueno que Correo y La Hora -que son los dos únicos diarios locales que circulan en Piura- se hayan desentumecido y comenzado ya a ocuparse de un tema que todavía sigue dando mucho que hablar por delicado y por sus implicancias presentes y futuras.
Obviamente, nos estamos refiriendo a aquel controvertido Paseo de Aguas que el alcalde Madrid construye aceleradamente sobre lo que antes fue el parque “Néstor S. Martos”.
Digamos que es casi imposible no ver un elefante metido dentro de una habitación. El tamaño del escándalo en que devino lo antes mencionado se fue agigantando paso a paso o día a día. Y a medida que más piuranos se sumaban a los vecinos opuestos a la construcción del citado Paseo de Aguas y, detrás de ellos, casi todos los colegios profesionales y hasta una facultad de estudios, como la de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Piura. ¿Cómo ignorar una marimorena de esas proporciones atizada por el mismo Madrid? ¿Cómo? La prensa de Lima, dicho sea de paso, tuvo las antenas mejor paradas. Se compró ese pleito y lo hizo trascender a nivel nacional
Ahora, con las redes sociales guiñándole el ojo a quien quiera usarlas, nada que afecte a una colectividad puede pasar desapercibido ni oculto ni minimizado. Bien manejadas, son esas redes sociales las que también ayudan, con la difusión de hechos cruciales, a formar opinión pública, y sin un medio de comunicación, de los convencionales, no hace lo mismo, pierde. La trivialidad convierte a esos medios en anodinos.
Volviendo al comienzo, hay que decir que primero fue La Hora en advertir hace un par de días acerca de las faltas y fallas que el Órgano de Control Institucional de la municipalidad de Piura había encontrado en los trabajos que se estaban ejecutando para darle vida a ese ya tan desacreditado Paseo de Aguas de Madrid. Y, hoy, el diario Correo también se ocupa de lo mismo. Con mayores detalles refiere que gente que debe estar dirigiendo y supervisando permanentemente dichos trabajos para asegurarle a éstos calidad, no está. Brilla por su ausencia.
Un vecino, que conoce de esas cosas por haber trabajado muchísimos años en una empresa constructora, había visto descargar, mirando desde la azotea de su casa, material de construcción inapropiado para lo que se piensa hacer allí. Y usar maquinaria pesada que el mismo consorcio se había comprometido a no utilizar para no afectar la conservación, protección y aprovechamiento sostenible de ese pequeño ecosistema que todavía sobrevive tras la demolición del parque “Néstor S. Martos”. Ahora ha venido la Contraloría a confirmar las sospechas o certezas de aquel vecino antes mencionado.
LO cierto es que es una mala señal saber cómo se está ejecutando aquella obra del Paseo de Aguas. Bien se dice que lo que empieza mal, mal acaba. Y si ese presagio se cumple, ¡Qué desgracia! También se confirmaría que las malas energías de Madrid, que no las borra ni el más poderoso baño de ruda, son realmente letales.