Además de la regulación equivocada y caduca de 1962, el déficit en infraestructura y equipos para los hombres de rojo es de 900 millones de dólares. Realmente la situación de nuestros bomberos es crítica y hasta hoy, nadie dice, ni hace nada. Señores autoridades, por aquí tienen bastante para resolver.

El terrible incendio desatado la tarde del lunes en Barrios Altos, Cercado de Lima, pudo haber sido controlado por los bomberos “en minutos”, pero ocurrió todo lo contrario, y los daños hasta el momento son descomunales y dramáticos.

El comandante territorial departamental de Lima y Callao, Alfonso Panizo, explica que la equivocada y caduca regulación, la grave falla hídrica y las necesidades que atraviesa el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP) son algunos de los factores que llevaron a que este siniestro continúe activo varios días después de su inicio.

REGULACIÓN DEL SIGLO PASADO
“Las industrias, fábricas se rigen con el reglamento de seguridad dispuesto en el Decreto Supremo 427, que es de 1964, vigente hasta el día de hoy. La inspección ITSE (Inspección Técnica de Seguridad en Edificaciones) verifica que cumplas con esto. ¡Es un chiste!”, manifiesta.

Panizo recalca que el ITSE, generado por la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), “es un modelo fallido”, que hace que el Estado peruano convierta a un ingeniero especializado con un curso de 48 horas, cuando le debió tomar 400 horas aprender el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE). Detalla, que los colegios profesionales no han entendido que la gestión contraincendios es una especialidad de la Ingeniería y siguen sin impulsar esta carrera en las universidades. “Esto no se resuelve políticamente, sino técnicamente, pero el Estado no lo hace”, enfatiza.

El otro factor, subraya el jefe bomberil, tiene que ver con que las edificaciones. En todo el mundo se diseñan teniendo en cuenta la red pública de agua, así, los tamaños de los hidrantes son según zona residencial, industrial o comercial, “pero como la regulación en Perú está equivocada, los hidrantes no tienen diferenciación, además de que están viejos, con tuberías obsoletas”. 

El déficit de la infraestructura a nivel nacional —bombas a punto del colapso e inhabitables—, dotación de camiones cisternas, compra de equipos de protección personal (EPP), renovación de mangueras “es de 900 millones de dólares, según el último cálculo hecho en 2018”, reveló el jefe territorial de los bomberos.

“Adicional a ello, la central de alarma 116 está saturada, obsoleta, no da más. Tenemos cuatro frecuencias de radio para cubrir a once millones y medio de habitantes, cuando deberíamos tener 16”, finaliza Panizo. 

 

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