Dueña de restaurante explica que, anteriormente, compensaban el aumento de los costos de insumos reduciendo las porciones; sin embargo, esta medida ya no es factible. Es inevitable incrementar los precios de los platos.
Con la irrupción de la pandemia, Perú experimentó transformaciones significativas en diversos ámbitos, particularmente en la economía familiar. Uno de los cambios más notorios y que ha tenido un impacto profundo en la población es el incremento en el precio de los alimentos. Cuatro años más tarde, este ajuste en los costos aún no ha logrado revertirse a los niveles previos a la crisis sanitaria.
Antes se podía encontrar en los diferentes restaurantes menús desde 6 soles, sin embargo, ahora los costos varían entre 10 y 13 soles según la ubicación distrital de estos lugares de comida. Así, comer fuera de casa y disfrutar de la oferta gastronómica de estos lugares se está transformando casi en un privilegio para los peruanos.
Marita García, propietaria del restaurante Marita’s en Chorrillos, compartió su experiencia: “El precio de los alimentos nunca bajó, se redujo las porciones para compensar el costo, pero ya fue inevitable ir subiendo la tarifa de los platos. A veces los clientes vienen y se van nomás o prefieren comer otras cosas alternas”, señaló.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) corroboran esta escalada de precios en el ámbito alimenticio dentro de la capital. De acuerdo con sus informes más recientes, se registró un aumento del 0,4% promedio en el servicio de alimentos en restaurantes y afines. Destacan incrementos en platos como el arroz chaufa (0,9%), almuerzos criollos y tamales (0,9%), cebiche (0,8%), caldo de gallina (0,7%) entre otros.
Además, otros productos y servicios relacionados también experimentaron subidas, con los pasteles dulces, pollo a la brasa y menús en general notando un incremento de hasta el 0,7%. Lo mismo ocurrió con el servicio de bebidas en establecimientos similares, viendo un aumento en la cerveza (0,5%) y bebidas calientes (0,4%).
Esta situación refleja no solo el desafío para los propietarios de restaurantes al gestionar costos sin perder clientela, sino también un cambio en la dinámica de consumo de los peruanos, quienes ahora deben ajustar sus presupuestos incluso para disfrutar de las comidas más sencillas fuera del hogar.