El viernes cumplí uno de mis sueños: conocer la tierra y la casa de ese inmenso hermano nuestro que es César Vallejo. Me acompañaron mis buenos amigos Omar Aliaga, Ernesto Ortiz, Joel Alfaro y Darwin Miñano.


Quise rendirle un pequeño homenaje a nuestro cholo universal, así que nos propusimos presentar (en la misma casa donde nació) ese hermoso libro que publicó nuestra editorial #INFOLECTURA, «Anécdotas y curiosidades de César Vallejo», del maestro Miguel Pachas Almeyda. Tito Pereda, gran conocedor de Vallejo y responsable de la casa, generosamente nos abrió las puertas y el corazón.
La presentación fue hermosa y mágica, como todo lo que tiene que ver con el autor de «Trilce». Llegaron docentes y alumnos del colegio César Vallejo, así como otra gente buena y amable. Las alocuciones de Willy Rebaza y Omar Aliaga fueron buenas. La conducción de la ceremonia, por parte de Ernesto Ortiz, muy acertada. La declamación de "Voy a hablar de la esperanza" por Olenka Salinas, muy emotiva. Mientras tanto, confundido entre el público, Joel Alfaro hacía magia con la cámara fotográfica. 
Y cuando creíamos que ya habíamos terminado, se unió a la fiesta el maestro Edilberto Méndez, quien dio un sentido discurso. Y presentó a sus alumnos, dos declamadores de polendas, que nos hicieron emocionar hasta los huesos. Y cerró la noche una pequeñita, hija de Tito, con el poema "A mi hermano Miguel". ¡Extraordinario! Era el espíritu de Vallejo rondando por el poyo, el zaguán, los corredores. Y, además, fue especial porque era la primera vez que presentábamos ese libro de manera "presencial". ¡Y en la casa de nuestro amado poeta! ¡Cómo no agradecerle a la vida!
Cerramos la noche con una generosa cena-tertulia ofrecida por el buen Willy Rebaza, en su casa. Compartimos ese mismo jamón, ese mismo café y esos panes de yema y bizcochos que tanto le gustaban a Vallejo. Delicias, todas preparadas en la misma casa. (El sabor del pan de horno de barro aun vive en mi memoria). Y mientras tomábamos unas copitas de licor caliente (para ahuyentar al frío), Tito nos deleitaba con su guitarra y su voz andina.
¡Gracias, hermanos de Santiago de Chuco! ¡Gracias, Cholo, por enseñarnos a quererte mucho más!

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