Tres delincuentes armados y con el rostro cubierto sometieron a los guardias del recinto cultural para perpetrar el robo, un incidente que causó consternación entre la población local.

Cuando en estos días uno escucha la frase ‘robo del siglo’, piensa en los grandes asaltos que últimamente son reproducidos en series y películas del extranjero. Pero en el Perú también sabemos de estas historias.

Y de las tantas, hay una que sobresale. La misma que ocurrió el 26 de noviembre de 1981 y conmocionó a todo el país tanto por la espectacularidad y desenlace que tuvo la historia.

Tres individuos perpetraron un audaz asalto al Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (Pueblo Libre), llevándose consigo 34 valiosas piezas de oro prehispánicas. Este incidente fue considerado como el robo del siglo.

El 27 de noviembre de 1981, la ciudad de Lima despertó con una noticia impactante: habían desaparecido algunas piezas arqueológicas invaluables del Museo de Pueblo Libre, parte de nuestro rico patrimonio cultural.

Entre las preciadas reliquias sustraídas en la madrugada del 26 de noviembre se encontraban los famosos tumis de oro, descubiertos a finales de 1936 en Batán Grande, Lambayeque. Todos estos tesoros fueron trasladados a Lima, donde fueron meticulosamente estudiados por el destacado arqueólogo peruano Julio C. Tello.

Fue en este museo donde tres delincuentes armados, con el rostro cubierto, perpetraron el robo, sometiendo a los tres guardias y a dos de los hijos de uno de ellos, desactivando las alarmas y tratando de acceder a la sala de oro o bóveda, sin éxito debido a la necesidad de una clave.

Según informes de la prensa de aquella época, los ladrones ingresaron forzando una puerta en la parte trasera del edificio, caminaron por los pasillos sin ser detectados e incluso los perros guardianes parecían reconocerlos.

Los más buscados
A pesar de las exhaustivas investigaciones, los resultados fueron escasos durante los primeros meses, hasta que el 19 de abril de 1982 se reveló la identidad de los responsables: Manuel Valdivia Heredia, un obrero de 25 años que había trabajado en el museo, junto con dos cómplices; que fueron identificados como Eduardo Rocca Vásquez (26 años) y Fernando Solano López (25 años). Valdivia había sido capturado el 17 de abril en el jirón Cangallo, en Barrios Altos. Sus cómplices un día después.

El modus operandi de los delincuentes incluyó el uso de cinceles para fragmentar las piezas arqueológicas robadas, con el objetivo de dividir el botín equitativamente. Como resultado, ninguna pieza pudo ser recuperada en su totalidad, ya que algunos fragmentos fueron fundidos y vendidos. Por último, el 21 de abril de 1982, se encontraron 53 fragmentos de oro en un buzón postal del aeropuerto, sin destinatario ni dirección, lo que para las autoridades significó un intento fallido de sacar las piezas del país. Se descubrió además que los delincuentes planeaban otro robo en una joyería local, con la intención de recaudar fondos para asistir al Mundial de España en 1982

Las piezas más valiosas del Museo Nacional del Perú
Entre las piezas más importantes de este museo figuran la Estela Raimondi de Chavín, las Manos Cruzadas de Kotosh, mantos de Paracas, el Obelisco Tello y diversas pinturas del periodo virreinal, principalmente de la Escuela cuzqueña de pintura, y del periodo republicano.

 

 

 

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