Se estima que un cuarto de las economías en desarrollo será más pobre este año de lo que eran antes de la pandemia, lamentablemente entre ellas está el Perú, afirmó economista.

El reciente informe semestral del Banco Mundial sobre las perspectivas de la economía global publicado en junio prevé que esta se estabilizará en 2024, luego del COVID-19, pero en un nivel inferior comparado con periodos anteriores, anticipando un crecimiento mundial de 2.6% en 2024 y 2.7% en el periodo 2025-26. Cifras muy inferiores al 3.1% de promedio en la década anterior al COVID-19, con los países que representan el 80% de la población mundial creciendo a un ritmo más lento que antes de la pandemia (el 60% del total de países). 

Se estima que un cuarto de las economías en desarrollo será más pobre este año de lo que eran antes de la pandemia, lamentablemente entre ellas está el Perú. Por lo tanto, a pesar de la mejora del panorama a corto plazo, las perspectivas mundiales se mantienen moderadas.

El informe pronostica que las economías en desarrollo aumentarán en promedio 4% durante el periodo de 2024-25, por debajo de 2023. En las economías avanzadas, el crecimiento se mantendrá estable en 1.5% durante 2024, aumentando a 1.7 % en 2025. En cuanto a América Latina pronostica una desaceleración a 1.8% en 2024 comparado al 2.8% del año anterior, para luego recuperarse a 2.7% en 2025. Los precios de los productos básicos respaldarían el crecimiento de sus exportaciones, asumiendo que el crecimiento de China no decae. Perú crecería 2.9% en 2024, por encima de la región, y 2.6% en 2025, impulsado por las reducciones de tasas y el aumento del consumo privado, luego de haber decrecido 0.6% en 2023.

El banco también concluye que la desigualdad en los ingresos entre las economías en desarrollo y las avanzadas aumentará en alrededor de la mitad de las economías en desarrollo durante el período de 2020-24, la proporción más alta desde la década de 1990. Además, prevé un crecimiento promedio de los ingresos per cápita en estas economías de solo 3% hasta 2026, muy por debajo del promedio del 3.8% de la década anterior al COVID-19. Una muy mala noticia.

Por otro lado, si bien se espera reducciones de la inflación mundial a 3.5% en 2024 y 2.9% en 2025, estas serán más lentas que las esperadas y, por lo tanto, los bancos centrales demorarán en bajar sus tasas de interés, previendo una tasa promedio de 4% para el periodo 2024-26, alrededor del doble del promedio en los primeros 20 años del siglo. En este entorno de tasas más altas, las condiciones financieras mundiales serían más estrictas y el crecimiento mucho más débil en las economías en desarrollo.

Estas previsiones están expuestas a varios riesgos a la baja: la posibilidad de condiciones financieras mundiales más restrictivas, los impactos de elevadas deudas locales en varios países, una desaceleración de la economía China, y problemas geopolíticos globales. Finalmente, el informe resalta la importancia de la inversión pública y privada para acelerar el crecimiento, resaltando que la inversión pública se ha reducido a la mitad en los países en desarrollo luego de la crisis financiera mundial.

 

 

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