Llévame a la calle, hijo, qué aún qué todavía tengo buenas piernas
Quiero caminar contigo, y no me sentiré viejo, invítame a tu casa, el domingo, para disfrutar de tu casa, de tu hermosa familia, y duna buena película, y no sentir qué estorbo, y sentir que todavía hay amor por mí, Háblame con cariño, no me retes ni te alteres, porqué los viejos volvemos a ser cómo niños, nos gusta qué nos mimen y escuchen, y se rían de nuestras gracias, festeja mis ocurrencias, y sonrie, hazme sentir que todavía me necesitas, no me alejes de tu lado , no trates de engañarme, todavía tengo mente clara, no me mientas, ven a verme a mi casa, hijo, no te pediré nada sólo déjame contemplar tú cara, no me dejes triste y sólo, no me metas a una cama los doctores se equivocan, no estoy enfermo sólo necesito saber que todavía me amas. Los hijos somos mal agradecidos, crueles, sin darnos cuenta que dan su vida por vernos bien, una caricia raspa por los callos de tanto trabajar, hablan fuerte no para espantar, lo hacen para enseñar, una nalgada no es maltrato infantil es el mejor psicólogo que me pudieron dar y aún así no soy y nunca seré el hijo que se merecen, pero el padre si me dio al mejor “PADRE” no solo junio 16 es día del padre.