Nuevo informe de Contraloría pone bajo la lupa al general César Briceño Valdivia, quien presidía la institución que efectuó el contrato de más de 10.000 fusiles que no cumplían con los requisitos de compra.
Un nuevo caso de compras cuestionadas vuelve a generar revuelo en el Ejército del Perú. Esta vez, su principal involucrado sería el Comandante General de Ejército, César Briceño Valdivia; quien al momento de efectuarse la firma del millonario contrato ejercía el cargo de Presidente de la institución a cargo. El hecho surge tras la adquisición de un total de 10 000 fusiles por la millonaria suma de $27 millones de dólares.
Según el reporte inicialmente advertido por el periodista Ángel Páez, la compra de 10 000 ejemplares israelíes ARAD 7 fue programada en agosto del año pasado. Para adquirir estos fusiles, el Ejército del Perú y la Fábrica de Armas y Municiones del Ejército S.A.C. (FAME) —entidad estatal adscrita a las Fuerzas Armadas— suscribió un contrato que inicialmente debía realizarse por medio de la Agencia de Compras de las Fuerzas Armadas (ACFFAA).
En el informe, este cambio en la entidad que debía realizar la compra fue solicitado por el mismo Ejército del Perú; y acatado sin reparos por el Ministerio de Defensa, a cargo de Jorge Chávez Cresta. Esta modificación generó que la FAME sea la encargada de efectuar el contrato, la misma que en ese momento se encontraba bajo el mando de Briceño Valdivia.
Fusiles millonarios que ni siquiera fueron probados en Perú
Una vez con la FAME a cargo de la licitación, se acordó la adquisición entre esta y el Ejército para hacerse de un total de 10 000 fusiles de asalto de procedencia israelí con modelo Arad 7 calibre 7.62 x 51 mm; los cuales debía de seguir un proceso de ensamblado. El costo final de este contrato significó un total de US$ 27 millones 737 mil 119 que, al cambio, dan unos 103 millones 740 mil soles.
En las pesquisas ejecutadas por Páez, se detalló que este significativo gasto se realizó “sin licitación o concurso de precios”, además de no haber sido probados adecuadamente por las Fuerzas Armadas antes de su adquisición.
Sin embargo, uno de los hechos que más suspicacia generan es que el Ejército habría aceptado la compra a ojos cerrados; pues las investigaciones revelaron que estos fusiles “no fueron probados en territorio peruano, sino en la misma compañía Israel Weapon Industries (Industrias de Armas de Israel-IWI).
Fusiles no cumplían con requisito técnico de garantía
Como si las dudas respecto a la irregularidad advertida en esta contratación no fueran suficientes, un informe de contraloría detalló que el contrato de los fusiles se había establecido como requerimiento para la adquisición de las armas “una garantía técnica de 12 años”; sin embargo, la Contraloría General de la República señaló que el contrato suscrito entre la FAME y el Ejército solo establecía una “garantía técnica de fábrica de 2 años para los 10 000 fusiles de asalto modelo ARAD 7.
En el hecho adverso alertado por la Contraloría, se señalaba que la “situación no permitiría que los bienes adquiridos cuenten con un mayor periodo de cobertura ante desperfectos o fallas de origen”. Según la explicación detallada, con este cambio de garantía; el Ejército pasaría de tener una garantía de 120 000 disparos a una garantía menor de apenas 20 000 disparos.
Contraloría no encontró justificación para reducir la garantía
En el marco de estas pesquisas, una representante de la Contraloría también señaló que “de toda la revisión documentaria que ha hecho la comisión de control a cargo, ha verificado de que no ha encontrado una justificación que sustente esta variación”; motivo por el que se dispuso la situación adversa en el informe.
“Estamos a la espera de la respuesta que va a tener el Ejército a fin de que adopte las medidas preventivas y/o correctivas. Este plazo todavía está corriendo, tenemos hasta fin de mes, el 29 de enero aún”, aseveró la funcionaria.