La neuropediatra Pamela Muñoz proporcionó información sobre el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), abordando desde cómo detectarlo hasta los métodos de tratamiento necesarios.
Para comprender el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), es fundamental entender qué es la atención y cómo funciona en el ser humano. Según Pamela Muñoz, neuropediatra de la Clínica Ricardo Palma, la atención representa una función ejecutiva crucial que nos permite organizar nuestras actividades diarias, evaluar las consecuencias de nuestras decisiones y asimilar nuevos conocimientos en la memoria.
Cuando hablamos de déficit de atención, se refiere a situaciones donde los procesos atencionales esperados para cierta edad no se desarrollan adecuadamente. Avanzamos en edad y se espera un mayor desarrollo de la atención, lo cual refleja la madurez del cerebro en funciones superiores hacia la segunda década de vida.
Entonces, la atención es fundamental como parte integral de las funciones ejecutivas del ser humano. Esto no solo determina cómo llevamos a cabo nuestras actividades diarias, sino también cómo adaptamos y aplicamos nuevos conocimientos a diferentes situaciones, destacando la importancia de la atención desde una edad temprana hasta la adultez.
¿Cómo reconocer si tenemos buena atención?
Para reconocer si tenemos buena atención debemos observar nuestra capacidad para mantenernos enfocados en una actividad sin distracciones y llevarla a cabo hasta su finalización. Este criterio básico nos permite evaluar nuestra habilidad para concentrarnos y llevar a cabo tareas de manera efectiva.
Existen también pruebas psicométricas realizadas por psicólogos y neuropsicólogos que miden de manera estandarizada los procesos atencionales de cada individuo. Estas pruebas proporcionan una evaluación más objetiva y detallada de la atención, identificando posibles áreas de mejora o dificultades específicas en el manejo de la atención.
¿Cuáles son los signos que pueden indicar que un niño o niña tenga déficit de atención?
Uno de los primeros signos que los padres o maestros suelen notar es que "al niño le cuesta concentrarse en determinada actividad cuando está en grupo". Esta dificultad para concentrarse es evidente en la etapa preescolar o el colegio, donde los niños enfrentan diversos distractores, como compañeros de aula, ruidos externos e incluso sus propios útiles escolares.
Los niños con déficit de atención "no comprenden la indicación o si lo han entendido, pero hay un distractor y no completan la actividad". Esta falta de concentración se combina con la necesidad constante de moverse. "Algo muy característico es que buscan movimiento", explica Muñoz, indicando que el juego y el movimiento están estrechamente vinculados para estos niños.
En casa, los padres también pueden observar que sus hijos están en movimiento constante y tienen dificultades para seguir instrucciones. Esta búsqueda constante de movimiento y la incapacidad para concentrarse en actividades específicas son signos claros de que un niño podría estar teniendo déficit de atención.