Lee So-yeon, otrora compradora compulsiva de ropa, asegura que no se ha comprado ni una sola prenda de moda rápida desde su epifanía hace seis años atrás. "En última instancia, la ropa ecológica es la que debe estar en tu armario", dijo Lee.
Lee So-yeon pasó de ser una compradora de ropa compulsiva a una activista climática cuando un abrigo de invierno de 1,50 dólares, provocó en ella un nuevo despertar que frenó sus compras, casi a diario, de alguna prenda de vestir. Lee So-yeon se encontró frente a una chaqueta acolchada muy barata en una tienda H&M en Estados Unidos, donde trabajaba en ese momento y se preguntó cómo una pieza podía venderse a ese precio.
La joven de 30 años se embarcó entonces, en una investigación profunda sobre los métodos de producción de moda rápida y se horrorizó por el costo humano, social y ambiental que el hiper consumismo está teniendo en el planeta y en la salud mental de las mujeres que fabrican y compran ropa barata.
La razón por la cual la ropa es tan barata es porque las mujeres que cosen para estas empresas cobran un salario ínfimo, y mientras tanto esa industria causa daños significativos al medio ambiente, aprendió Lee So-yeon.
Su armario, ahora mucho más compacto, cuenta con prendas de segunda mano que ha recibido de amigos y familia, incluyendo una chaqueta de cuero que alguna vez perteneció a su madre. A diferencia de los artículos de moda rápida, que a menudo están diseñados para ser desechados después de poco uso, cada pieza es irremplazable porque tiene una historia y una historia única, afirma.
Romper el ciclo
Lee So-yeon ahora organiza intercambios de ropa con sus amigos y familiares, y ha escrito un libro para promover la idea de valorar las prendas por "la historia que hay detrás", en lugar de perseguir tendencias efímeras.