Ahora que el Congreso de la República está a punto de abrirles las puertas de la reelección a los alcaldes y gobernadores regionales, muchos de éstos ya saltan de contentos y hasta comienzan a soñar. Aunque falta una segunda votación para finiquitar dicha reforma constitucional, la reelección, por un periodo más, de las citadas autoridades debe darse ya como un hecho.
Esa perspectiva también los pone contra la pared al obligarlos a olvidarse de los movimientos regionales que usaron para catapultarse hasta donde están ahora. Con aquella reforma constitucional, estas agrupaciones políticas también pasarán a mejor vida. Ya era tiempo de que fuera así. Sólo servían para facilitarle al guía o al mentor el abordaje de aquellas instituciones -municipios y gobiernos regionales- y, una vez a bordo, lanzarse sobre el botín. Tampoco hay que ir demasiado lejos para ilustrar con ejemplos lo que estamos diciendo. A buen entendedor pocas palabras.
Con la mencionada reforma constitucional, los actuales alcaldes o gobernadores regionales que quieran correr detrás de su reelección sólo podrán hacerlo encaramándose en algún partido político. De éstos, seguramente los más pintaditos prefieran no arriesgar. Porque la búsqueda de una reelección casi siempre se convierte en una aventura bastante azarosa para quienes estén detrás de ella y del gonfalonero. En Piura, sólo César Trelles Lara pudo llegar a ser dos veces presidente regional. En el 2005, cuando se reelige, buenos vientos soplaban en el Apra y Alan ya se perfilaba como ganador de la contienda electoral del año siguiente. Ambas cosas ayudaron mucho a Trelles Lara.
¿Y qué viene ahora con Lucho Neyra y Gabriel Madrid? Abiertas esas puertas de la reelección, ambos querrán reelegirse; el primero como gobernador regional y, el segundo, como alcalde de Piura. Quién sabe si habrá algún partido político que quiera prestarle su vientre a Madrid. Lo más probable es que, con esas intenciones de la reelección, Madrid pida, extendiéndose en plegarias, retornar como hijo pródigo a las filas del Apra, de donde se apartó, como un poseso, al día siguiente de haber recibido a Trelles Lara en Tambogrande a huevazos, y fastidiado por habérsele negado la dirección regional de Salud. También es posible que el Apra dé por superado ese agravio a uno de sus viejos dirigentes, y lo reciba. Así como el mundo da vueltas, tampoco hay que decir jamás “de esta agua no beberé”.
En cuanto a Neyra, él si está dando ya por descontado su lanzamiento a la reelección enganchado al Apra a cuyo secretario general, Pedro Antonio Valdiviezo Palacios, tiene trabajando en el gobierno regional como gerente de Desarrollo Económico. Es posible -porque todo es posible en esta vida- que Toño sea también magnánimo con Madrid y le perdone la malacrianza que éste tuvo con Trelles Lara y la perfidia que cometió con el partido cuando se desligó de él.
Madrid hasta ya se siente nuevamente candidato, y será por eso que anda por allí regalándole a los regantes de Yuscay, un centro poblado del distrito de Las Lomas, tubos de 10 pulgadas para que mejoren el riego de sus cultivos, mientras que a los asentamientos humanos de acá ni siquiera les construye una veredita.
Y como si fueran cortados con la misma tijera -después de todo, primos hermanos son- Neyra ha preferido desviar, en este año, más de la mitad del presupuesto de la región para gastarlo sólo en Piura, no en la provincia, sino en la ciudad capital, y en obras suntuosas para que ésta luzca mejor, mientras la pobreza, la extrema pobreza, el hambre y la desnutrición infantil que afligen terriblemente a los otros pueblos del interior de la región, principalmente a los de la sierra, no lo conmueven, no le parten el corazón ni lo hacen pestañear. ¿Qué dirían de estas iniquidades los apristas de antes? Volverían a morirse de indignación y vergüenza.
Lo cierto es que, si el Apra sube a sus espaldas a Neyra y a Madrid para que ambos vayan con la estrella a tentar su reelección, los auténticos compañeros saben de antemano a lo que se expondría su partido con esas fichas que hasta ahora no dan fuego. En estos tiempos, la vieja disciplina aprista ya no funciona. Con los años se ha ido desgastando. La consigna ya no encuentra eco como antes. Además, al Apra le faltan líderes en Piura que seduzcan, polaricen, aglutinen. No los hay, y esa es la pura verdad.