La vocera de Exteriores del Gobierno chino señaló que quienes lanzan una guerra comercial acaban “haciéndose daño a sí mismos”.

Los nuevos aranceles chinos a mercancías agropecuarias estadounidenses entran en vigor este lunes, en un movimiento que Pekín justifica como respuesta a las tasas impuestas previamente por Washington contra sus productos.

"China nunca ha buscado de forma deliberada que Estados Unidos tenga un déficit comercial con nosotros. La situación es consecuencia de las leyes del mercado y de las estructuras económicas de ambos países. Pero EE.UU. también se ha beneficiado enormemente de su comercio con China", señaló hoy la portavoz china de Exteriores Mao Ning en rueda de prensa.

La vocera agregó que, gracias al comercio con China, Estados Unidos ha podido importar productos de calidad a bajo costo, de modo que sus consumidores han visto crecer su capacidad de consumo al tiempo que se han creado empleos en ese país en sectores como el transporte, el comercio electrónico o las ventas minoristas.

"Buscar una reciprocidad absoluta en términos de comercio va en contra del sentido común. Y no se debe subestimar la reacción de los consumidores y las empresas estadounidenses (a una guerra comercial)", agregó.

Según Mao, "es imposible esconder que hay una agenda consistente en instrumentalizar los asuntos comerciales para contener a China". Pero quienes lanzan una guerra comercial acaban haciéndose daño a sí mismos. Estados Unidos tiene que aprender lecciones y cambiar su actitud", remató.

Nuevos aranceles chinos
A partir de hoy, China gravará con un 15 % las importaciones estadounidenses de pollo, trigo y maíz, y con un 10 % las de soja, carne de cerdo, de vacuno, productos acuáticos, frutas y lácteos, anunció la semana pasada el Ministerio de Comercio chino. También figura con tasa del 15 % el algodón y entre los gravados con un 10 %, las verduras y el sorgo.

El presidente estadounidense, Donald Trump, había decidido duplicar al 20 % los aranceles adicionales impuestos al país asiático desde que regresó a la Casa Blanca, justificando su decisión al afirmar que, a su juicio, Pekín no hace lo suficiente para evitar la entrada de fentanilo en Estados Unidos.

 

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