Una insólita historia limeña. Hace 39 años, Ángel Díaz Balbín, acusado de haber cometido gran cantidad de feminicidios, fue asesinado por el hombre que le debía trazar un perfil psicológico.

Mario Augusto Poggi Estremadoyro  llegó a tener muchas facetas en su vida. Fue artista y autor de libros con nombres particulares, psicólogo, criminólogo, escultor, humorista y también el asesino confeso del supuesto "descuartizador de Lima", una historia verídica que agitó la capital hace exactamente 39 años.

Poggi estudió psicología en la Universidad Ricardo Palma y criminología en la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica, llegando a trabajar, a inicios de los años 80 como psicólogo de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), donde se desarrolló la insólita y terrible historia.

Exactamente a inicios de 1986, en Lima se hallaban, en diversos basurales, restos humanos cercenados como piernas y partes de troncos e incluso cabezas totalmente desfiguradas, todos pertenecientes a mujeres. Diversos diarios sensacionalistas causaron zozobra con sus titulares, llamando al incógnito criminal "el descuartizador de Lima", lo que derivó en una paranoia colectiva en la capital. El presunto feminicida tendría, presuntamente, responsabilidad en al menos 7 asesinatos.

Era jueves, febrero 6, cuando las autoridades dieron con el sospechoso de estos terribles crímenes, el temido "descuartizador" había sido identificado como Ángel Díaz Balbín, nacido en 1955, oriundo de Chincha. Es en este momento que Poggi hace presencia en la historia, pues fue llamado debido al estado del sospechoso. La Policía llamó al psicólogo para verificar la supuesta patología del acusado.

El sábado 8 de febrero, después de una hora de entrevista Poggi acostó a Díaz Balbín boca abajo, inmovilizado de pies y manos, sacó la correa de cuero de sus pantalones con el detenido boca abajo y lo estranguló. Luego salió de la habitación en la que se había encerrado con Díaz Balbín y comunicó a sus compañeros policías que lo había estrangulado porque Díaz Balbín, con su locura, pronto hubiera salido nuevamente a matar a las calles.

Fue condenado a 12 años de prisión por el homicidio, aunque cumplió solo 4 años y 8 meses de condena en el penal San Jorge, el estrambótico Poggi, falleció víctima de un paro cardiaco el 26 de febrero de 2016, a poco de cumplir 73 años, en el hospital Casimiro Ulloa. Falleció al mediodía y sus restos fueron velados en la iglesia Virgen de Fátima en Miraflores.

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