Donde quiera que haya mirado, todo ha sido viajes, diversión, turismo, baile y comida por Semana santa. Y de reflexión, nada.
Y entonces, recordé vívidamente lo que era Semana santa en mi niñez y adolescencia: prohibido los juegos, la playa, la bulla. Comer carne, beber y bailar.
Era silencio total. No jugábamos. Ayunábamos, (aunque a veces no entendía bien por qué). Incluso, recuerdo que si se ponia música, era instrumental (y fue desde ahí, que descubriría mi gusto por siempre escuchar este tipo de música).
Semana santa de mi niñez, era reflexionar sobre el sacrificio que un hombre, llamado Hijo de Dios, hizo por todos nosotros. Para liberarnos del pecado. Y es, desde esa época, que no le hemos dado su respectivo valor y lugar en nuestras vidas.
Y miranos hoy, Señor!!!
Tan divididos y alejados de ti.
Ahora, los corruptos gobiernan.
Los hipócritas, son aplaudidos y aplaudidas.
Los delincuentes, ya no son como los que murieron contigo, ahora visten de saco y corbata y también, usan uniformes institucionales.
La justicia, se compra.
Y lo que es peor, los buenos, los que decimos la verdad, los que luchan por causas justas, los que quieren hacer lo correcto como tú, son señalados, repudiados, desterrados de toda esfera social.
Hoy, esperando en silencio tu resurrección, pido por todos los míos.
Por mi país y por todos quienes luchan por él y porque tu luz bendita, ilumine nuestro progreso y futuro.
Y especialmente, te pido por mi Sullana amada, hoy convertida en tierra de nadie, por culpa de gobernantes y gente, que han tomado malas decisiones.
Por esos gobernantes que protegen a gente incapaz y que escuchan a Asesores en la sombra y no tienen un acercamiento real y transparente hacia la población.
Y especialmente, te pido perdón, por todas las veces que te ofendí y olvidar, lo que hiciste por mí y por todos nosotros. Amén!!.