La problemática afecta a hospitales, escuelas y hogares, poniendo en riesgo la salud pública y la educación de miles de niños. Asimismo, la disminución de la producción agrícola puede derivar en problemas de abastecimiento y aumento en los precios de los alimentos.

El panorama hídrico en la región de Piura se encuentra en un momento crítico. La represa Poechos, principal fuente de agua para la ciudad y las zonas agrícolas, presenta niveles de almacenamiento nunca antes vistos. Actualmente, se estima que el reservorio apenas almacena 14 millones de metros cúbicos de agua, una cifra mínima comparada con su capacidad de mil millones. Esta situación no solo afecta el suministro a la población, sino también al desarrollo agrícola, económico y sanitario de la región.

Un reciente video publicado en YouTube, ilustra la gravedad de la situación. A lo largo del canal Daniel Escobar, una de las arterias de agua que conecta Poechos con la planta hidroeléctrica de Curumuy, los niveles de agua no superan los 80 centímetros. En algunas zonas, incluso se observa que el canal se encuentra totalmente seco, afectando la distribución a la población de Piura y Sullana.

Impacto en la vida cotidiana y el acceso al agua
En Sullana, un ciudadano reporta que lleva dos semanas sin agua. La falta de este recurso básico obliga a los habitantes a comprar tanques de agua, que alcanzan precios de hasta S/ 10 en su localidad y hasta S/ 70 soles en Piura. Esta necesidad de comprar agua se ha convertido en una carga económica adicional para una población que enfrenta otros desafíos diarios. Hace unos días, el gerente de la empresa de servicios de saneamiento EPS Grau, Marco Vargas, señaló que el problema se deriva de una combinación de factores climáticos y de falta de mantenimiento en la infraestructura de almacenamiento y distribución.

Lo preocupante es que se acercan los meses más críticos. Según informó la Defensoría del Pueblo, “en los meses de enero, marzo y abril predominaron las deficiencias de precipitación, con anomalías porcentuales en el rango de -60 % a -100 %”. A esta situación se suma la extracción ilegal de agua en ciertas zonas, lo que complica el trabajo de las plantas de tratamiento.

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