Con la pierna en alto. Así se podría definir el primer mes de gestión de Donald Trump en Estados Unidos, según el internacionalista Francisco Belaunde, por las más de 50 órdenes ejecutivas que ha dictado desde su asunción.

Es evidente que desde hace un mes Donald Trump gobierna Estados Unidos en la Casa Blanca. El Despacho Oval se ha convertido desde el 20 de enero en epicentro de sismos que han remecido no solo al gigante de Norteamérica, sino al mundo entero.

Un corto tiempo para 50 órdenes ejecutivas firmadas por aranceles a productos chinos, mexicanos y canadienses, la deportación de ciudadanos con situación migratoria irregular y la suspensión de las operaciones de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, siglas en inglés) que, según informó el canciller peruano Elmer Schialer, representa una pérdida de aprox. 150 millones de dólares anuales para nuestro país.

Otras medidas comprendiendo el reconocimiento únicamente de los sexos masculino y femenino, la eliminación de la palabra “género” en las agencias federales, la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el cambio de nombre del Golfo de México por Golfo de América.

A comparación de otros mandatarios, Trump lleva ampliamente la delantera entre aquellos que más órdenes ejecutivas firmaron en sus dos primeras semanas de gestión. En segundo lugar está su predecesor, Joe Biden, con 28 de estas decisiones. Atrás está Barack Obama con 9 y nuevamente Trump, en su primera gestión, con 7.

¿Son positivos o negativos los efectos del cataclismo originado por Trump? 
El internacionalista Fernando Belaunde Matossian dijo que hay una mirada subjetiva del asunto. Los partidarios del magnate, por un lado, “deben estar felices, por ejemplo, de haberse tumbado USAID”; sin embargo, “para una gran cantidad de personas en el mundo perder esa ayuda es un desastre”.

En este punto, manifestó que “la cooperación internacional es una herramienta muy importante de influencia en el mundo”. “Si tú retiras esa cooperación, aunque sea de manera provisional, estás dañando tu propio soft power y, por ende, beneficiando a tus rivales, específicamente a China”, continuó.

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