Y si bien la preferencia por la democracia ha disminuido desde el 2022, sigue siendo el sistema de gobierno preferido por nuestros compatriotas. ¿Qué nos dice eso de la situación del país y de la expectativa ante las elecciones 2026?.
Casi la mitad de los peruanos muestra tolerancia al autoritarismo, de acuerdo con una encuesta realizada por Ipsos para Idea Internacional.
Una encuesta de Ipsos realizada para Idea Internacional a marzo de este año reveló que 1 de cada 4 peruanos cree que, en algunas circunstancias, un gobierno autoritario es preferible a uno democrático. ¿En qué ocasiones? Cuando los líderes democráticos hacen un mal trabajo (27%), en situaciones de alta inseguridad ciudadana (24%), cuando los servicios públicos no funcionan (23%) y durante periodos de crisis económica intensa (21%).
Pero, ¿qué define el respaldo de la población hacia un gobierno? Para el analista político Rober Villalva, la respuesta tiene que ver con las emociones que le genera al ciudadano la implementación de políticas públicas duras por parte de las autoridades; y si estas resultan eficientes en determinados contextos. “El miedo a la inseguridad ciudadana es un detonante para cambiar percepciones y actitudes. La política en tiempo de redes sociales se mueve en base a imágenes. El hecho de ver en vivo y en directo al Presidente Bukele en El Salvador enviar a prisión a cientos de delincuentes es un elemento distractor para mirar el autoritarismo como aparentemente efectivo”, precisa.
La democracia es débil en el Perú
El Latinobarómetro y el Índice de democracia de The Economist, señalan al Perú como uno de los países donde ha aumentado el porcentaje de población insatisfecha con la democracia y que hoy convive bajo un “régimen híbrido”, un sistema que mezcla características de democracia y autoritarismo.
El sociólogo y politólogo Martín Tanaka sostiene que el hecho de que exista un grupo importante de la población que está dispuesta a tener un gobierno autoritario para solucionar problemas “es una tendencia que se está dando en general en América Latina y buena parte del mundo”.
“La ciudadana en nuestro país percibe que los problemas no se solucionan, se agravan y empiezan a sentir que las autoridades políticas elegidas por procedimientos democráticos no son eficaces y empiezan a caer en la tentación de liderazgos que dicen ‘yo soluciono el problema’, aunque no sea en democracia”, señala.