25
Lun, Sep

Qué bueno que es viernes

Qué bueno que es viernes

Sociedad
Typography
Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 

ME he propuesto volver a leer los tres tomos de las Antimemorias de Bryce Echenique: “Permiso para vivir”, “Permiso para sentir” y “Permiso para retirarme”, que son sus respectivos títulos.

Y lo haré cuando termine de leer un libro de Santiago Roncagliolo que no había leído antes: “Lejos, Historia de gente que se va”, y otro más que también ya lo empecé y estaba en la misma condición del anterior. Se titula “Historia de dos aventureros”, un sabroso relato de Umberto Jara sobre la vida de estos dos personajes, tan controvertidos y paradójicos, como lo son Alejandro Toledo y Eliane Karp.
LA decisión de emprender una segunda relectura de las Antimemorias de Bryce surgió ayer cuando cogimos esos tres tomos para ver si encontrábamos al azar, y sólo echándole un vistazo a aquellas páginas, de las mil y tantas que suman todas ellas juntas, y donde suponíamos que podíamos encontrar lo que buscábamos, y nada. Fue una exploración inútil. Un viaje a la luna.
Y lo que buscábamos desesperadamente al albur era algo que Alfredo Bryce había escrito sobre los domingos, y que tampoco lo habíamos hallado husmeando en un cuaderno de apuntes donde anotamos todo lo que nos parece fascinante anotar como citas. Como cuando dice Bryce: “Todo se arregla en el Perú con unos cuantos sacramentos”. O cuando afirma que “el Perú es un país extraño, en el que se venera a los héroes muertos en batallas perdidas”. O cuando repite, citando a los franceses, esa frase que sentencia que quien busca sentarse entre dos sillas termina con el culo en el suelo. Divertidísimo este Bryce.
HACE años, bastantes, escribimos una crónica en la que decíamos que los domingos, después del mediodía, estos deprimían a mucha gente. Se volvían sombríos y hasta luctuosos. Manolo Rosas, que había leído esa crónica y que por esos días había regresado de España, nos comentó que allá, los domingos, después del mediodía, también producen una pesadumbre parecida. Y eso mismo ocurre seguramente en todas partes. Lástima que no hayamos encontrado lo que Bryce escribió de ellos en uno de esos tres tomos de sus Antimemorias antes mencionados, y sin perder, por cierto, su buen humor que es memorable.
PARA terminar, digamos que no hay como los viernes o los sábados. O, los lunes, para muchísimos otros piuranos. Bien dicen de los viernes que el cuerpo avisa cuando los ve llegar.

Lateral Anuncio Caja Sullana
Lateral Anuncio Palomino Abogados

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.