Con una buena investigación de mercado, más el apoyo del Estado, los programas financieros y una buena educación, los jóvenes tendrán mejores oportunidades para emprender con éxito.
Si hay algo por lo que los peruanos destacamos a nivel mundial, aparte de nuestra riqueza culinaria, es nuestra gran capacidad para emprender. De hecho, de un total de 28 países, ocupamos el tercer lugar en el Índice de Espíritu Emprendedor de Ipsos. Prueba de ello es que el 55% de la población trabaja en un negocio propio y la mitad de ellos se inició durante la pandemia, según Dateum Internacional.
En mi opinión, construir un ecosistema de emprendimiento basado en confianza y cooperación mutua es fundamental. Entre los componentes que conforman este ecosistema, destaco cuatro. El primero es el emprendedor, pues antes de lanzarse a la piscina, debe identificar necesidades reales y conocer mejor a los clientes. Además, necesita actualizarse y capacitarse para liderar e innovar. Ojo, un emprendedor tiene que saberlo todo, pero sí debe ser capaz de dirigir a un equipo que sume conocimientos y habilidades a su negocio.