El adagio popular, “Tanto nadar para morir en la playa”, sintetiza la dolorosa derrota de Perú ante Brasil por la mínima diferencia.
Hasta antes de la jugada del gol anotado por Marquinhos a los 90 minutos del final luego de un tiro de esquina ejecutado por Neymar Jr., el cuadro bicolor había hecho el gasto con un despliegue generoso de energías en procura de rescatar por lo menos un punto ante tan calificado rival.
Con un sistema táctico 4-4-2 de marca anticipada teniendo como atacantes a Guerrero y Carrillo, Perú supo neutralizar la mayor parte del encuentro el accionar del cuadro que dirige Fernández Diniz.
Pese a ello, la canarinha se las ingenió para atacar y anotar en dos ocasiones por intermedio de Richarlinson y Raphinha, pero el VAR anuló los tantos por evidente posición adelantada de los atacantes cariocas.
Perú ofensivamente no hizo mayor daño a la defensa brasileña que se defendió con acierto por el centro y las bandas laterales del área. El portero Ederson no tuvo mayor labor durante el desarrollo del encuentro.
El estratega nacional Juan Reinoso se equivocó con los cambios cuando Perú empezó a perder el control del medio campo.
Los ingresos de Castillo por Cartagena, de Grimaldo por Andy Polo, Valera por Trauco y de Ruizdias por Carrillo, no dieron los resultados esperados en el refuerzo de la contención, ni en el inoperante ataque de la escuadra nacional.
Consumada la derrota ante Brasil, en el reinicio de la ronda eliminatoria en el mes de octubre, Perú visitará a Chile y luego en casa enfrentará a Argentina.
Dos partidos muy difíciles en sus ilusiones de clasificar al Mundial 2026 que se jugará en México, Estados Unidos y Canadá.